La asociación “Visit Ávila is too cute” ha inaugurado una nueva ruta turística en la ciudad amurallada. Pero en esta ocasión no se incluyen en ella ni cantos, ni santos ni nada que termine en “inchos” o en “apas”. Se trata de un concepto totalmente nuevo y basado en unos inesperados puntos de interés turístico: Los locales sin alquilar.
La presidenta de esta asociación, Cuca Serranillos, afirma que “era una ocasión que no podían desaprovechar”. Los miles de turistas que cada año invaden nuestra urbe, suelen preguntar acerca de esa amplia colección de inmuebles cerrados. Según esta valiente emprendedora “museos como el Louvre o la National Gallery no albergan un conjunto tan llamativo”. Este dato no es baladí, ya que cada vez es más habitual contemplar a grupos de visitantes haciendo fotografías a estos lugares.
UNA MURALLA REPLETA DE LOCALES VACÍOS
La redacción del Gloucester Post se ha puesto manos a la obra para investigar este caso, uniéndose a uno de estos tours. Nos colocamos tras Nakato Urigoshi, un padre de familia de Saitama (Japón) y seguimos a un paraguas de color amarillo que lleva una amable chica abulense. Aunque para los extranjeros que nos acompañan se trata de una increíble atracción, para nosotros supone un lamentable golpe.
Paseamos a través de cadáveres de hormigón, que antaño acunaron ultramarinos, librerías y antros de perdición. Sin embargo, en nuestro pasear nos preguntamos ¿Qué opinan de ello los propietarios? ¿Por qué están vacíos?
Algunas fotos del Tour
LA DECEPCIÓN DE LOS PROPIETARIOS
Juan José Roñeras nos espera en su despacho tras un lustroso mueble de caoba. A su espalda cuelga un cuadro con unos perros atacando a un ciervo, bajo un recargado marco dorado. Nos invita a sentarnos y conversamos con él bajo un poderoso aroma a colonia del Lidl. “La culpa la tienen los pobres que están echando a perder esta ciudad. Si pagaran lo que les pedimos, no habría semejante desierto en Ávila”.
Visitamos junto al señor Roñeras uno de sus locales que llevan más de dos lustros sin inquilino. Se trata de un trastero de cuatro metros cuadrados, ubicado al otro lado del puente Adaja. No tiene ventana, ni agua corriente, pero asegura que está todo controlado. “Les dejamos una cuña de hospital, un cubo con agua cada mes y un generador eléctrico con pedalillos para que conecten el ordenador”. Pero pese a todos esos lujos, no ha logrado que alguien estampe su firma en un contrato y eso que “el precio es ridículo, apenas son 900 € de nada”.

SIN SOLUCIONES A LA VISTA
Hoy por hoy parece que la iniciativa de “Visit Ávila is too cute” es la única que se presenta para solucionar el problema. Según el economista del Navaluenga Business Institute, Tomás Medina, existen numerosas alternativas que forzarían un cambio en el panorama abulense, pero “al personal le da pereza plantearse ese tipo de cosas”.
Parece que esto no incomoda a todos los vecinos. La FRAINTUF (Federación de ricos abulenses que no les importa nada tu felicidad) está compuesta por quince miembros que aglutinan el 85% de los locales de la ciudad. Entre ellos existe una gran preocupación ante la aplicación de medidas que varíen su estatus. “Que no nos vengan jodiendo que así estamos muy bien. Los locales no se alquilan porque no necesitamos el dinero. ¡A ver si encima a alguno de esos negocios les va a ir bien y nos quitan la merienda!”.
Este grupo es uno de los lobbys abulenses más controvertido. Además de controlar el grueso de los inmuebles locales, también se reparten entre sí los premios y galardones más importantes de nuestra región. Se dice que también fue la mano negra que evitó la presencia del AVE y se empeñan en desterrar a 9 de cada 10 grandes empresas que se interesan por venir a la ciudad.
ESCEPTICISMO EN LOS INVERSORES
Ingrid Johansen, directora general de una multinacional que estuvo interesada en instalarse en Ávila nos indicó que “Cuando llegamos a la primera reunión, nos encontramos con un grupo de hombres trajeados que nos ofrecieron un montón de publicidad de parques empresariales de Segovia, Salamanca y Cardeñosa”. Algo que sorprendió y mucho a esta empresaria nórdica que afirmó tener a su disposición una gran suma de dinero. “Al final vimos la cosa tan mal y con tan pocas ganas de que nos quedáramos…Que decidimos irnos, claro.”
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