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Criticar a Ávila: el síndrome Inconformatus Abulensis

Hay dos tipos de abulenses: los que critican a Ávila y los que tienen pasta. Un abulense de pro y mileurista quiere a su ciudad a la par que la odia. Una contradicción que está tatuada en nuestro ADN desde tiempos inmemoriales.

Si nos remontamos a la Reconquista, muchas fueron las ocasiones en las que se dudó de si merecía la pena defender la ciudad, repitiéndose escenas como la siguiente:

—Me cagüen la leche, mi señor, o tomamos una decisión o esos hideputas nos asaltan.

—Bah, que hagan lo que quieran, total, esto esta muerto.

—Tiene razón, mi señor, pues que entren, que esta ciudad no vale nada. Vámonos a Segovia que allí tienen el Zara.

—¿Que no vale nada? ¡A las mazmorras, desgraciao!

Y es que desde hace siglos la ciudad amurallada ha generado esta dualidad en cada uno de nosotros. Un abulense puede criticar a la capital por varios motivos, por ejemplo porque sí, pero hay muchos otros:

  • Porque no hay trabajo
  • Porque no hay gente
  • Porque hace mucho frío
  • Porque no hay AVE
  • Porque no llega el Zara
  • Porque no subimos de tercera
  • Porque cada vez hay menos jóvenes
  • Por el Ayuntamiento
  • Por la oposición
  • Por el frío
  • Por el calor
  • Por las rotondas
  • Por los adoquines
  • Por el caminante
  • Por las escaleras mecánicas
  • Porque no ponen escaleras mecánicas
  • Porque hay muchas cuestas
  • Porque se liga más en Euskadi
  • Porque no tenemos KFC
  • Por las luces de Navidad
  • Por los conciertos que nos traen
  • Por el agua que se gasta en la hípica
  • Por las fiestas de La Santa
  • Por las fiestas de Verano
  • Porque te puedes encontrar a tu ex
  • Porque nos da la gana
  • Porque nos apetece
  • Porque nos sale de los cojones
  • Porque podemos
  • Por si acaso
  • Por si vuelven
  • Por si les da por hacerlo
  • Por si no lo hacen más

La lista podría continuar hasta el infinito, pero hay algo que es innegociable: tienes que ser de Ávila. Un abulense puede decir lo que le de la gana, sea verdad, mentira o una exageración. Sin embargo, jamás, jamás, jamás, consentirá que alguien externo critique a su ciudad sin que algo empiece a quemarlo por dentro.

Y esto ocurre incluso con los más radicales expatriados, que admitirán algunos envites pero acabarán alzándose en armas con tal de poner a la ciudad amurallada donde se merece. Algo que incluye, por supuesto, las situaciones en las que no se tiene razón.

—Llevo viviendo varios años en Nueva York y, la verdad, no hay color con Ávila. ¡Una vida! ¡Un ambiente!

—Dices tú de ambiente, lo que tiene ambiente es El Grande los domingos.

—Pero si hay cuatro viejas…

—¿Cuatro viejas? No tienes ni idea. El pasado domingo aquello estaba lleno de animadoras americanas, dos convenciones de ejecutivos del IBEX y hasta hubo un concierto de U2 en la Palomilla. Que hay ambiente en Nueva York, dice el gilipollas…

El síndrome Inconformatus Abulensis

Para tener más información sobre el tema, desde el Gloucester Post hemos contactado con una de las eminencias de los estudios sociológicos abulenses, Juliana Smith, doctora en estudios del comportamiento abulense de la Universidad de Wichita (Kansas) y colaboradora de este medio. En sus palabras «este fenómeno se conoce como el síndrome Inconformatus Abulensis, que genera en los afectados una incontrolable sensación de vergüenza y orgullo al mismo tiempo, similar al que sienten los aficionados de la selección española de fútbol. El abulense sabe que vive en el culo del mundo, pero ojo, porque ese culo es suyo y que nadie se lo toque».

Y parece que la cura no es tan sencilla como se pudiera suponer pero «hay formas de minimizar el impacto de esta alteración genética. La primera es tener pasta, porque se ha estudiado que los abulenses con dinero, por lo que sea, sufren cambios en su percepción de la realidad y no ven motivos para criticar el funcionamiento de la ciudad. Otra opción es marcharse muy lejos y estar una temporadita en algún paraje inhóspito como Albacete, para darse cuenta de que Ávila no está tan mal».

De hecho ya existen varias agencias de viajes que han preparado paquetes para tal fin y llevan a los abulenses afectados por el Inconformatus Abulensis que quieren curarse a algunos rincones más deprimentes que la ciudad amurallada. «Hay mucha demanda en los packs Ciudad Real experimenta la nada, Solitario Teruel, Calasparra abandonada o Madrid Ayuso Experience: encuentra a tu ex. La gente vuelve contentísima e incluso llegan a derramar lágrimas cuando ven de lejos el polígono de Vicolozano», señala una de las responsables de Air Ávila.

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Escrito por César Díez Serrano

1.m. Mamífero, ser animado racional que ha llegado a la edad adulta, con doble nacionalidad abulensevalenciana que dedica su tiempo libre a escribir tonterías. Nieto de Teodorillo el de Vallespín y la señora Tere, que hacían los mejores callos del mundo.

2.m. Intento de escritor aficionado que ha publicado, contra todo pronóstico, cuatro libros: la triología La edad de Acuario y El sueño de Connor.

3.m. Fundador de asociaciones y empresas de dudoso éxito nacional e internacional.

4.m. Tipo de ensalada originaria de los Estados Unidos y título de emperadores romanos.

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