Hace unos meses os presenté la reseña de “Los hombres que no amaban a las mujeres” del sueco Stieg Larsson. Un libro que tenía olvidado en la estantería, pero que me gustó y mucho. A pesar de sus cerca de ochocientas palabras me llamó tanto la atención como para seguir leyendo la saga. En esta ocasión os voy a hablar de la segunda entrega de Millenium, “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina”.
Recuerda la reseña de «Los hombre que no amaban a las mujeres»
El regreso de Lisbeth Salander
Esta novela se centra en los puntos más fuertes de su predecesora. La acción se presenta desde los primeros capítulos, facilitando la lectura con la concatenación de acontecimientos. El personaje de Lisbeth Salander, secundario en el primer capítulo, toma absoluto protagonismo. Es un perfil dibujado a la perfección, con un carisma y características que hacen de esta mujer alguien atípico pero verosímil. El autor logra plasmar en ella decenas de matices, combinando el radicalismo más agresivo con una sensibilidad absoluta. Esta joven maltratada por el sistema, es el reflejo negativo de una sociedad, la nórdica, vanagloriada a viva voz, pero con una oscura “cara B”.
Del mismo modo conoceremos esa parcela agradable, de la mano del otro pilar del libro, nuevamente Mikael Blomkvist. Un intrépido periodista, económicamente acomodado y liberado sentimentalmente. En su relato descubrimos la Suecia eficiente, trabajadora y exitosa.
Tráfico de mujeres y orígenes revelados
La trama nos lleva al asesinato de dos colaboradores de Millenium. Un punto de partida poco novedoso, pero que nos guiará hasta un desenlace totalmente inesperado. Todo envuelto en una investigación contra el tráfico de mujeres y el silencioso abuso de ellas por parte de altos miembros de la sociedad.
Como suele ocurrir, el impacto del primer libro suele tener más fuerza. En este caso también es así, pero merece la pena leerlo ¿Qué fan podría quedarse sin saber los orígenes de Lisbeth?