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Elogio de la lentitud

Carl Honoré es un escritor que lleva años defendiendo una curiosa teoría: Debemos hacer las cosas de manera más lenta. El gusto por la velocidad es una de las absurdeces mayores de nuestra sociedad, queremos hacer todo junto y rápido. En su libro “Elogio de la lentitud” nos recuerda todo aquello que nos estamos perdiendo al saltarnos el “Tempo giusto” de la vida.

Durante los últimos años de mi vida, he sufrido un considerable nivel de estrés. Es el precio que hay que pagar por querer estar, como se dice vulgarmente, al plato y a las tajás.  Por este motivo me he interesado a la par en textos que hablan sobre el tema y hace poco leí por primera vez un artículo sobre el movimiento Slow.   Me picó la curiosidad y acabé comprando el libro de Carl Honoré que es uno de los más elogiados en relación a este tema.

Pero César ¿Qué demonios es el movimiento Slow?  ¡Me alegra que me hagas esta pregunta! Se trata de un pensamiento que cada vez está ganando más fuerza en nuestra sociedad y que defiende el volver a hacer las cosas de manera lenta, algo radicalmente opuesto a como operamos normalmente.  El autor empieza su relato contándonos que un día se llevó las manos a la cabeza, al darse cuenta de que trataba de quitarse de encima la lectura de los cuentos a sus hijos antes de dormir, para pasar a hacer otras tareas, en lugar de centrarse en una experiencia tan maravillosa como esa.  Y es que tristemente esto pasa cada vez más en nuestro mundo.  Queremos conseguir más cosas en menos tiempo, con lo que nos acabamos perdiendo todo el proceso.

Te planteo un juego.  Estoy seguro de que, si sales ahora mismo a la calle, verás a gente que está haciendo varias cosas a la vez, sin disfrutar de ninguna de ellas o queriendo acabar rápidamente una cosa para ponerse con la siguiente.   Este puñetazo a nuestra naturaleza y a la lógica es lo que nos plantea Carl en las páginas de “Elogio de la lentitud”.    Lo hace a través de ejemplos en todas las facetas de la vida, en la que saca a relucir absurdeces que se cometen a diario, como la manía del personal por conducir por encima del límite de velocidad, para llegar unos minutos antes al destino, tener que esperar, poner en peligro al resto de conductores, jugarnos una multa o tener un accidente.    Hay otras todavía más sangrantes, como el estar con una persona y pasar ese tiempo hablando con otra por whatsapp.  Nunca disfrutamos del presente, solo corremos, corremos y tratamos de abarcar todo ¿Para qué hacemos eso?

El movimiento Slow plantea echar el freno y centrarnos únicamente en el momento que estamos viviendo.  De este modo, dice, volvemos a encontrar nuestro lado más natural y a disfrutar verdaderamente de cada una de las actividades del día.   Nos recuerda, por ejemplo, el placer de cocinar una comida lentamente en lugar de tirar algo a la sartén, engullir y salir corriendo.  ¿Por qué usamos el coche constantemente en lugar de ir andando a los sitios y luego nos gastamos la pasta en el gimnasio para andar sobre una cinta? ¿Por qué nos obsesionamos con tener sexo rápido y compulsivo en lugar de dedicarle tiempo como en nuestras primeras veces? ¿Por qué hemos creado un sistema en el que vivimos para trabajar?  Bien, todo esto y mucho más es lo que plantea esta filosofía.  Volver a recuperar el paso adecuado, el que es natural y lógico, alejado de prisas que no conducen a nada.

Nos dice que, por supuesto no siempre hay que ir a paso de tortuga, cada persona y cada circunstancia es distinta, pero todos tenemos un ritmo justo que hemos de encontrar, el “Tempo giusto” musicalmente hablando, un término que utiliza el autor a lo largo de las páginas de Elogio de la lentitud.  Pero desde luego nos invita a probar ese otro ritmo de vida, para ver las cosas desde otro punto de vista.

Es un libro que cuanto menos, consigue ese objetivo. Yo mismo me he sorprendido cambiando de marcha y dándome cuenta de que efectivamente, gran parte de nuestro día a día bien merece una pausa.  Vuelves a disfrutar de conversaciones o actividades que considerabas perdidas para siempre.  Ahora bien, como dice Carl Honoré, esto ni es fácil, ni es inmediato.  Requiere tiempo para encontrar el camino adecuado, porque precisamente esta es una de las máximas del movimiento Slow: no tener prisa.

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Escrito por César Díez Serrano

1.m. Mamífero, ser animado racional que ha llegado a la edad adulta, con doble nacionalidad abulensevalenciana que dedica su tiempo libre a escribir tonterías. Nieto de Teodorillo el de Vallespín y la señora Tere, que hacían los mejores callos del mundo.

2.m. Intento de escritor aficionado que ha publicado, contra todo pronóstico, cuatro libros: la triología La edad de Acuario y El sueño de Connor.

3.m. Fundador de asociaciones y empresas de dudoso éxito nacional e internacional.

4.m. Tipo de ensalada originaria de los Estados Unidos y título de emperadores romanos.

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