1948 días sin ataques a la muralla · 25 pesetas · Edición Especial 

César Díez Serrano

Nieto de Teodorillo y la señora Tere. Valencianoabulense. Leísta. A veces escribo cosas y otras me dedico a leerlas.
En Ávila, los pinchos no se piden, se asumen. Esta crónica repasa el trauma generacional de crecer atrapado en bares abulenses, entre croquetas gigantes, servilletas rebeldes y padres que decían “la última y nos vamos”. Un homenaje ácido a esa infancia marcada por gambas gabardina, platos imposibles y tardes eternas sin wifi.
En Ávila, la feria no es solo una fiesta: es un fenómeno sociológico, una batalla de luces, olores y casetas donde confluyen tíos, sobrinos, empresarios y salsas de dudosa procedencia. Un homenaje al caos ordenado de nuestras fiestas patronales, a los coches de choque como rito de paso y a las bolsas pegajosas que jamás debieron pisar el suelo.
En Ávila, los pasos de peatones son un fenómeno inexplicable que ha desafiado a la ciencia moderna. Mientras el mundo debate sobre la física cuántica, aquí seguimos preguntándonos por qué sus habitantes cruzan sin mirar.
En Ávila, no tener pueblo no es solo una circunstancia: es un drama social. Los llamados apueblidos viven marginados, sin fiestas patronales, sin peñas y con una soledad que se agudiza cada verano. Este artículo repasa sus penurias, las terapias de integración rural y el valiente camino hacia la inclusión. Porque todos merecen una abuela con gallinas, un apodo ridículo y un bar donde pedir “lo de siempre”.
¿Qué hay? En Ávila, esa pregunta no espera respuesta. Exploramos el saludo más desconcertante de nuestra tierra, con raíces más profundas que las murallas y protagonizado por señoras en vermut. Un homenaje al “quehaycismo” como seña de identidad.