Segunda obra relacionada con Sherlock Holmes que nos llevará a recorrer las calles de Londres, tras la pista del asesinato de un misterioso hombre que guardaba un misterioso tesoro procedente de la India.
No cabe duda que ser un enamorado de Londres influye, pero cada vez que acompaño a Sherlock en una de sus aventuras bajo pluma de Conan Doyle, siento que estoy de vuelta en la ciudad del Támesis. Parece mentira que una saga de novelas escrita en el siglo XIX, conserve hoy todos los ingredientes para seguir sorprendiendo al lector, en un mundo repleto de oferta literaria destinada al entretenimiento puro.
Esta segunda entrega de las vivencias del sesudo investigador inglés, se centra totalmente en su figura a diferencia de <<Estudio en escarlata>>, donde intercalaba su historia con otra paralela en los Estados Unidos. En <<El signo de los cuatro>>, nos veremos envueltos en la investigación de un asesinato en extrañas circunstancias que estará relacionado con la herencia familiar de Mary Morstan, la futura señora del Doctor Watson y un misterioso pacto entre militares destinados en la India, durante la guerra de los rebeldes de ese país con Inglaterra.
Del libro se destila el verdadero espíritu del mito en el que se convirtió el célebre detective. Seguiremos la pista al asesino con un sabueso, conoceremos al ejército de pillos que sirven de espías a Holmes, no veremos dentro de una persecución por el támesis, sentiremos las cancioncillas improvisadas con el violín y bueno…también su adicción a la cocaína.
Al igual que ocurre en el anterior libro, intercala momentos más densos con acción trepidante y sobretodo un apoteósico final al estilo Conan Doyle, donde en pocas líneas deja resuelto todo el misterio con dotes de maestro.