“En Ávila no hay nada” ha sido una de las expresiones más usadas en los últimos años cuando se hace referencia a esta ciudad. La ausencia de empleo, la falta de ocio o la fuga de talentos, han creado un mito en torno a ella. Este mes un estudioso americano ha publicado una serie de postulados con los que dice demostrar que en realidad no hay nada y que todo es una gran ilusión óptica.
Estudio abalado científicamente
Un reciente estudio de la American Cheese University (Dakota del Norte) demuestra que en Ávila realmente no hay nada.
El científico estadounidense Julius Church ha hecho público su trabajo de investigación tras varios años de dedicación a la ciudad amurallada y otros tantos meses a sus pinchos. La presentación de su libro celebrada en Nueva York, contó con la asistencia del Presidente Donald Trump y varios invitados de Pradosegar que lo acompañaban con sendos sacos de piedras. En ella, afirmó con rotundidad el disponer de pruebas tan contundentes como para poder demostrar que Ávila en realidad es un holograma y que en ese terreno de la Península ibérica solo existe un enorme socavón de más de dos kilómetros de profundidad.
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Aunque en Norteamérica esta noticia ha pasado sin pena y sin gloria, porque básicamente casi nadie sabe que existe un lugar llamado España fuera de México, en nuestro país ha tenido un enorme impacto mediático. El inquietante postulado de Mr.Church habla de las distintos experimentos que ha podido verificar a lo largo de su periplo por tierras castellanas.
Comportamiento irreal en ciudadanos y comercios de Ávila
Experimento 1.0.2 : “La programación de los abulenses es absolutamente precisa e irreal”. Con esta frase finaliza la exposición de esta prueba, en la que el investigador americano asistió asombrado al comportamiento de los ciudadanos en la calle. “A las 21.05 de un sábado, la plaza del Mercado Grande estaba repleta y tan solo media hora más tarde era un absoluto desierto.” Algo que le chocó profundamente, dado que en cualquier otra ciudad de occidente no sólo el bullucio crece a esas horas, si no que cuando desciende lo hace progresivamente y no de forma automática. Todo esto le llevó a afirmar que “Realmente no hay nadie, son ilusiones ópticas que llegada una determinada hora del día simplemente desaparecen”.

Experimento 12.1.3: “Los comerciantes no tienen una necesidad real de obtener beneficios porque no son corpóreos”. Tras varios meses de estudios, Julius Church concluyó que si en Ávila los comercios cierran el sábado por la tarde y el domingo, para abrir los lunes por la mañana, solo responde a la lógica de que son una invención onírica. “Nadie en su sano juicio puede pensar que es mejor abrir una tienda de ropa un lunes cuando todo el mundo trabaja que un fin de semana con la ciudad llena de domingueros y turistas”.
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Barrios fantasmas y temperaturas extremas
Experimento 38.0.0: “Es imposible que existan barrios enteros de calles sin edificios y que se trate de una realidad”. Una de las primeras cosas que le sorprendió al norteamericano de nuestra ciudad, fue la presencia de largas extensiones de terrenos urbanizados fantasmas que casi doblan la extensión de lo ya edificado. “Sorprende encontrarse con esos páramos urbanitas, como si fueran escenarios de la película Origen. Y la realidad es que solo tiene sentido para un lugar donde no vive nadie”.
Experimento 125.1.3: “Las temperaturas abulenses no son aptas para la vida”. Ateniendo a los histogramas meteorológicos de la región, a Church le resulta increíble pensar que se pueda establecer una comunidad estable en un lugar donde en invierno se llega a los -12 grados y en verano a más de 40. “O esa gente son una especie evolucionada dentro del ser humano o realmente ese lugar es imposible que exista”

Sin jóvenes ni comunicaciones en Ávila
Experimento 225.4.4: “La baja proporción de jóvenes deja dudas sobre la perpetuidad de la ciudad en las últimas décadas” Para el investigador le parece poco probable la idea de la existencia de una ciudad donde no hay gente joven en sus calles. “No puedo creer que se marchen todos de la ciudad ¿Qué lugar en el mundo no apuesta por su futuro? Pues uno que sea falso”.
Experimento 282.1.1: “¿Un tren que tarda dos horas en hacer cien kilómetros? ¿Estamos en Regreso al futuro” Uno de los datos definitivos para demostrar que Ávila es un lugar de fantasía es la presencia de tecnologías del siglo pasado es la calidad de los medios de transporte. “Si eso fuera real, sería una verdadera tomadura de pelo”.

Estas son tan solo algunas muestras del extenso trabajo que Julius Church acaba de publicar acerca de la capital amurallada y la polémica está servida. Cierto es que buena parte de su estudio estuvo influenciado por una creciente adicción a los pinchos, de la que aún se está tratando. Si bien, no lo es menos la duda que siembran cada uno de los puntos reflejados en su obra. Veremos si los meses y la ciencia refutan sus postulados.
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